jueves, 28 de octubre de 2010

Funny days





...y es que a veces no entiendo ni yo que es lo que me pasa por la cabeza. Emociones, sensaciones y cambios... Me pierdo en mi misma.  

viernes, 22 de octubre de 2010


Don't ask us to attend 'cos we're not all there
Oh don't pretend 'cos I don't care
I don't believe illusions 'cos too much is real
So stop you're cheap comment 'cos we know what we feel

martes, 19 de octubre de 2010

Tu

Te mira. Ojos negros, profundos, infinitos. Su mirada te puede. Te despoja la inocencia, dejándote inerte. Te invade de pensamientos oscuros, de perturbadoras escenas. Te atrapa en un espiral hacía el olvido. Te inunda. Te muerde. Te desnuda...

Respiras. Silencio. Parpadeo. Respiras.

Notas las piernas inmóviles entre tus pasos. La sangre peleona entre tus dedos pesados. El corazón latente en tu garganta. Respiras. 

Pitillo. Fuego. Respiras. Dejas ir el humo de forma suave y larga, sin hacer ruido. Descansas la mirada. 

sábado, 9 de octubre de 2010

T-day



Cuando eres pequeño te cuentan historias sobre príncipes azules, princesas en apuros, castillos encantados y brujas malvadas. Todos los cuentos tienen un buen final, y no deseas otra cosa que poder vestir esos maravillosos vestidos dorados y conocer el hombre de tus sueños, y ser felices y comer perdices…

Hasta que el sueño acaba con el desagradable sonido de tu despertador a las seis de la mañana, y te das cuenta de que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Andas con los ojos caídos entre calles medio oscurecidas por los restos de la noche, notas el frío en tu cara y los pies doloridos por tus tacones, que en poco tiempo dejaron de ser zapatos de cristal; te subes al metro, con ese mar de humanidad que no te deja espacio ni para respirar y rezas para poder sobrevivir un día más.  Los días pasan a tu alrededor como si alguien le hubiera dado a la marcha rápida, y la mayoría son vacíos, iguales. Amarga monotonía.

Pero luego, llega ese momento del día, sentado frente a la ventana, cigarrillo en mano, con el sonido de la lluvia contra el cristal, bebiendo un té vagamente calentado, y haces que el día merezca la pena. Es entonces cuando te das cuenta que solo una sonrisa con un compañero, un buen rato frente a una obra de arte o un instante de reflexión en un café, pueden hacer de tu día un buen día.

Y no soy alguien optimista, pero creo que el amargarte, el quejarte o el rendirte no puede hacer de ti alguien mejor.